GINEBRA, 12 de Agosto de 2019 – Un día antes de que el «Estado de Palestina» atraviese su primera evaluación ante el comité que combate el racismo de la ONU, UN Watch anunció la presentación de un reporte paralelo de 32 páginas que documenta el grave y sistemático antisemitismo de la Autoridad Palestina (AP) y de Hamas, así como el rechazo de la AP a reconocer esta realidad en su propio reporte presentado ante la organización global.
La presentación de UN Watch provee un recurso para los miembros del comité de la ONU para cuando entrevisten a la delegación palestina, y pone en el registro hechos claves ante una audiencia global. Mas aún, UN Watch está enviando una delegación para que se exprese ante el comité mañana, y para que haga un seguimiento de los procedimientos.
«Hemos expuesto como la presentación de la AP ante el comité de la ONU es una estafa: no hace ninguna mención de las prácticas racistas y discriminatorias palestinas, y busca de forma inapropiada mover el foco de la evaluación hacia Israel. Pedimos a comité de la ONU sobre combate al racismo a que vea más allá del reporte de la AP y que investigue diligentemente las prácticas palestinas de acuerdo a los objetivos del comité», dijo Hillel Neuer, director ejecutivo de UN Watch.
Según la página web de las Naciones Unidas, UN Watch fue solo uno de cuatro grupos en todo el mundo que presentaron reportes para la sesión palestina, y el único grupo que lidia con derechos humanos universales en hacerlo. Dos de los cuatro que hicieron presentaciones son grupos pro-OLP, la «International Alliance for Peace and Development» y «Maat for Peace», ambas dirigidas por Ayman Okeil.
Lo más llamativo, es que grupos como Human Rights Watch y Amnistía Internacional – que hicieron lobby para que los palestinos sean reconocidos como Estado que pueda firmar tratados de derechos humanos, diciendo que permitiría hacer que rindan cuentas – no hicieron ninguna presentación para la primera evaluación de los palestinos ante el comité de la ONU sobre el combate al racismo.
La detallada presentación de UN Watch revela que la AP y Hamás han violado reiteradamente los compromisos internacionales sobre combate al racismo a través de leyes, políticas públicas y declaraciones dirigidas a negar cualquier derecho de los judíos en Israel o en territorios controlados por los palestinos.
Por el contrario, en su propio reporte, la AP busca eludir sus obligaciones como firmante de la convención sobre combate al racismo en, que la obliga a lidiar con el problema del racismo en la ley y en la sociedad palestina, y en vez de eso busca culpar a Israel.
«La AP se aprovecha del proceso de presentación de reportes ante el comité que combate el racismo como otro mecanismo más para atacar a Israel. Esto es un malgasto del tiempo y de los recursos del comité, ya que Israel atraviesa su propia evaluación más adelante este año,» dijo Neuer.
Destacando las deficiencias del reporte de la AP, UN Watch exhorta al comité sobre combate al racismo a que evalúe las leyes y políticas palestinas, y que considere en detalle las siguientes prácticas discriminatorias:
1. Leyes palestinas racistas criminalizan la venta de tierras a judíos israelíes
Docenas de palestinos han sido arrestados por intentar venderle tierras a judíos – un crimen que es considerado una traición. En diciembre de 2018, un palestino-americano fue condenado a cadena perpetua con trabajos forzados por violar la ley palestina que prohibe la venta de tierras a israelíes. Las cortes palestinas han determinado que la pena de muerte también puede aplicarse en estos casos.
2. Las leyes palestinas incentivan el asesinato de judíos israelíes al proveer recompensas financieras a terroristas que asesinan o que intentan asesinar a judíos israelíes.
El pago de salarios y beneficios por parte de la AP a presos palestinos encarcelados en prisiones israelíes por ofensas vinculadas al terrorismo está determinado en la ley palestina. Cada año, la AP dedica aproximadamente el 7% de su presupuesto al pago a terroristas. Esta práctica legitima directamente los actos de terrorismo contra israelíes y tiene el objetivo de mantener a los judíos fuera de las áreas controladas y reclamadas por la AP.
El Presidente Mahmoud Abbas reiteró recientemente el compromiso de la AP con estos pagos, afirmando que «incluso cuando a uno le queda solo un centavo, se lo daremos a los mártires, a los presos y a sus familias».
3. Incitación cotidiana del odio racista por parte de funcionarios palestinos, incluyendo al Presidente de la AP, Mahmoud Abbas
Mientras que el reporte de la AP hace referencia a las leyes criminales palestinas que lidian con la propagando, este ignora convenientemente la propaganda antisemita que incita al terrorismo. En sus discursos y publicaciones en redes sociales, Abbas ha incitado reiteradamente al terrorismo y expresado expresiones antisemitas clásicas. Sus comentarios han celebrado a «mártires» como la «prioridad» de la sociedad palestina, proclamando que los judíos «no tienen derecho a profanar a la Mezquita Al-Aqsa con sus sucios pies», y afirmó que los judíos europeos fueron odiados por su conexión con la usura y los bancos en vez de por su religión.
Otros líderes de la AP y de Hamás han llamado públicamente a los judíos «simios y cerdos» y han promovido creencias antisemitas.
4. Demonización rutinaria de Israel, antisemitismo e incitación al terrorismo en medios de comunicación palestinos respaldados por el Estado.
Los medios palestinos publican historias, caricaturas políticas, editoriales y programas que fortalecen el prejuicio y que promueven el odio y la violencia contra israelíes y judíos. Editoriales y caricaturas en medios respaldados por el Estado promueven calumnias como que los judíos beben la sangre de musulmanes y usan formas clásicas de antisemitismo como la caracterización de judíos con narices largas y con imágenes vinculadas al dinero.
Muchos programas – en varios casos dirigidos a niños – también glorifican al terrorismo al transmitir canciones y otros contenidos que promueven el martirio, junto con el uso de lenguaje que incita el odio contra israelíes y judíos.
5. Recursos educativos palestinos enseñan odio, incitan al terrorismo entre los niños.
Desde una temprana edad, los niños palestinos son adoctrinados para que crean que Israel no tiene derecho a existir y para que ellos aspiren a unirse a la resistencia violenta o a la jihad contra israelíes. El programa educativo palestino niega el derecho de los judíos en Israel, glorifica al terrorismo y predica el odio contra judíos e israelíes. Las escuelas y centros juveniles son bautizadas con nombres de terroristas asesinos, y educadores palestinos glorifican al terrorismo y al martirio.
6. No se protege a israelíes que ingresan a territorio controlado por los palestinos.
Los israelíes que entran a los territorios controlados por los palestinos, incluso por accidente, enfrentan un alto riesgo de ser atacados violentamente o incluso asesinados. Por más de cuatro años, Hamás ha mantenido cautivos a dos israelíes que entraron a Gaza por equivocación, y que sufren de enfermedad mental.
Hay muchos casos de ataques violentos contra israelíes que entran por error a áreas palestinas. Los perpetrados de estos ataques permanecen impunes.
7. No se protege los sitios sagrados del Judaísmo ni a quienes los visitan en áreas controladas por los palestinos.
Los derechos de los judíos a rezar en los sitios religiosos importantes en áreas controladas por los palestinos son violados cotidianamente por la profanación de los sitios y por ataques contra judíos que los visitan. Las visitas de los judíos a estos sitios están restringidas ya que estas deben estar coordinadas y se llevan a cabo bajo fuerte protección armada.
Estas violaciones también se manifiestan en la forma de una utilización indebida de organizaciones como UNESCO para negar los derechos históricos de los judíos sobre estos sitios.
8. Persecución contra cristianos y samaritanos.
Los cristianos en Cisjordania han sido testigos de una fuerte discriminación y de ataques por parte de sus vecinos musulmanes, una de las principales causas de la emigración de cristianos de los estos territorios. En las ciudades tradicionalmente cristianas de Belén, Beit Sahour y Beit Jala, la población cristiana cayó de un 86% en 1950, a un 12% en 2016.
Los samaritanos – una comunidad mucho más pequeña – también han sido expulsados de sus hogares tradicionales en la ciudad de Nablus y llevados a una comunidad separada en el Monte Gerizim. En 2004, una ley canceló la banca samaritana en el parlamento, removiendo más aún a los samaritanos de la esfera pública palestina.
